jueves, 22 de octubre de 2009

¿Por qué los hombres quieren sexo y las mujeres necesitan amor?

Recientemente ha caído en mis manos la continuación de una saga de libros dedicada a explicar la diferencia entre los sexos. Se titula “Por qué los hombres quieren sexo y las mujeres necesitan amor”. Uno ejemplar más para engrosar la literatura dedicada a explicar de forma supuestamente científica el comportamiento sexual humano.

La tesis principal de todos estos autores es la siguiente:

Pese a todos los esfuerzos por buscar una relación más igualitaria entre los sexos, la conducta sexual humana de base a penas ha cambiado desde el Paleolítico. Esto se debe a que nuestro cerebro ha evolucionado muy poco desde entonces y la cultura apenas ha tenido influencia.
La Evolución nos ha hecho a hombres y mujeres diferentes física y psicológicamente porque cada sexo tiene un objetivo incompatible con el del otro.
El varón puede fecundar a muchas mujeres porque produce millones de espermatozoides, esto lo hace buscar el máximo de parejas posibles. Está orientado a la promiscuidad. Por el contrario, la mujer, sólo puede transmitir sus genes a la próxima generación tras un largo periodo de gestación y amamantamiento de la cría. Tiempo durante el cual gasta mucha energía. Es natural que pretenda “engatusar” a un macho proveedor para conseguir recursos e invertirlos en la cría de la descendencia de ambos. En una palabra: Buscan, por naturaleza, la monogamia e intentan que el macho la desee a través de dosificar de forma deliberada y concienzuda las relaciones sexuales con su pareja.

Yo no soy nadie para recomendar la abstinencia en la lectura de determinados libros. Es más, recomiendo cualquier lectura mientras sea crítica. Por que de un libro siempre se puede obtener alguna cosa buena. Menos quizá de Mein Kanpff. Sin embargo su lectura puede resultar tóxica si no se toman medidas. Antes de abrir la tapa conviene tener en cuenta lo siguiente:

1. Las personas tenemos un cerebro primitivo, pero también un neocortex. Eso significa que nuestro comportamiento no viene determinado por impulsos instintivos sino por valores morales inculcados en la parte más evolucionada del encéfalo. Son estos valores, aprendidos en la familia y la escuela, los que gobiernan nuestras acciones.

2. Sabemos más bien poco sobre cómo era la Especie Humana en el Paleolítico. Es más durante los últimos años el modelo victoriano de hombre proveedor y mujer encargada de la crianza ha entrado en crisis. Algunas como Sally McBrearty ya la cuestionaban en los años 70*.

3. Tienen razón al destacar la supervivencia de ciertas conductas pese a los esfuerzos educativos y las reivindicaciones del Feminismo. Pero son falaces cuando lo achacan a supuestos mecanismos innatos heredados a través de años de Evolución. No tienen en cuenta - creo que voluntariamente – la llegada de los neocon en los años ochenta y su influencia sobre las costumbres. Tampoco hablan de las diferencias económicas fruto de directa discriminación por sexos. Como ejemplo: Una mujer cobra un 30% menos que un varón por el mismo trabajo ¿Cómo no van a influir estas injusticias en su comportamiento sexual?

4.Los estudios citados son científicos y rigurosos, otra cosa es su interpretación. Si os tomáis la molestia de leer alguno veréis la prudencia con la que exponen los resultados cómo se reprimen de especular con los datos. Sin embargo estos señores, a pesar de lo que dicen, están lejos de esta actitud ¿Por qué? Porque no pretenden hacer divulgación científica, intentan divulgar sus ideas. Ideas conservadoras, incluso reaccionarias. Tienen todo el derecho, pero deberían ser más sinceros y decirlo desde el principio. Y, sobre todo, no utilizar la Ciencia de forma torticera para apoyar sus argumentos.

5. No hay nada determinado en el comportamiento de la Especie Humana. Incluso el concepto mismo de comportamiento es poco aplicable, porque existen tantos comportamientos como individuos. Esos mismos neurólogos y psicólogos evolutivos empeñados en hacernos creer en la inutilidad de intentar cambiar las relaciones entre los sexos, son partidarios de un sistema de Justicia y nunca achacarían la conflictividad social al haber perdido la bonita costumbre de solucionar los problemas con peleas rituales, como hacen los lobos, los chimpancés y seguro hacían nuestros antepasados.

Claro que todo esto lo ha escrito una persona con una firme creencia en la necesidad de establecer relaciones entre los sexos basadas en la justicia y la equidad. Un soñador desfasado y poco realista, pensarán estos señores. Me da igual. Ni teniendo razón, que no la tienen, deberíamos renunciar a moldear las mentes de las personas para conseguir una sociedad mejor para todos. Somos Homo sapiens sapiens, aunque algunos se empeñen en demostrar lo contrario.

*Un resumen de su tesis se puede ver en el libro "El sexo olvidado" de J.M Adovasio y Olga Soffer. Referencia completa muy pronto en Erotonomía.

domingo, 11 de octubre de 2009

¿Qué es una relación erótica?

Toda relación humana sea del tipo que sea tiene unas reglas. Por ejemplo: Una relación de poder se caracteriza por que una parte manda y la otra obedece. La asimetría pude ser más o menos acusada y también puede haber una cierta bidireccionalidad, pero deberán siempre existir ambas figuras para que pueda ser considerada como tal.
Las relaciones eróticas se definen por el deseo, el deseo de sentir placer por ambas partes, una de la otra. Son intrínsecamente bidireccionales. Puede haber erotismo hacia un objeto, pero no relación erótica. Uno puede disfrutar muchísimo de un baño de agua caliente con sales, incluso recurrir al chorro para obtener un orgasmo. Pero a nadie se le ocurriría definir eso como una relación erótica entre la persona y agua.
Hay un componente de voluntad indispensable, es necesario el consentimiento pero también las ganas. Una relación erótica, según mi opinión, es el resultado de la realización de un mutuo deseo de placer. No hace falta que este deseo sea de igual magnitud entre todos los participantes, pero si es imprescindible que ambos lo sientan.
Existen muchos sucedáneos de relación erótica. Uno de ellos, la prostitución, ya ha sido tratado en los dos post anteriores. Pero hay muchos más: Conseguir satisfacción erótica a cambio de cariño o seguridad, un orgasmo a cambio de una promoción o el éxtasis por la fuerza. Estos sustitutos no son nunca del todo satisfactorios y además bloquean el conocimiento del Erotismo real, dejando aparte los condicionantes morales, claro.
No se le puede pedir peras al olmo como tampoco se le puede exigir a la prostituta que sienta atracción. En todo caso nos puede obsequiar con un simulacro, un simulacro tan poco real como el del ama de casa cumplidora del deber marital. Eso puede funcionar durante un tiempo, pero tarde o temprano el corazón y el cerebro nos pedirá veracidad. Por que está en nuestra naturaleza relacionarnos con los otros humanos de forma sincera en todos los aspectos de la vida. Ya pagamos un precio por la falsedad en otras relaciones, dejemos esta parcela libre de ponzoña. Seguro que salimos ganando todos.