Antes de empezar me gustaría agradecer al programa la oportunidad de poder expresar mis opiniones. Pocas veces en la vida tiene uno este privilegio. Sin embargo querría matizar alguna de mis declaraciones así como contestar ciertos argumentos esgrimidos por el resto de asistentes, que no pude rebatir en el momento. Algo natural dada la gran cantidad de invitados.
Pero como dispongo de este blog y sé que algunos de vosotros tenéis la santa paciencia de leer los post, voy a aprovechar esta circunstancia para aclarar, si cabe, mi postura.
Aquellos que no pudieron ver el programa en su momento, podéis visualizarlo copiando este link en la barra del navegador:
www.tv3.cat/programa/39005/bandaampla
y elegir el vídeo donde sale mi careto.
Una cosa os puedo asegurar: Los nervios del directo existen, aunque yo no fui consciente todo el rato. Cómo sino se explica la cara de taquicárdico de un servidor y algunos tropezones verbales. En mi descargo diré que es mi primera experiencia televisiva. No es excusa, por supuesto, pero puede ayudaros a comprender ciertas actitudes.
Hecha pues esta aclaración paso a exponer mis argumentos.
La prostitución es el oficio más antiguo del mundo.
No hay pruebas de su existencia antes de la Revolución Neolítica, ni está presente en las tribus de cazadores-recolectores. Estos pueblos practican la monogamia a largo plazo pero manteniendo una gran igualdad entre los sexos. Es frecuente la infidelidad por parte de ambos cónyuges y, aunque está formalmente mal vista, nunca acarrea malos tratos o castigos.
Algunos divulgadores utilizan el hecho de que las mujeres aceptan regalos antes de tener relaciones sexuales con sus amantes como una prueba de la existencia de algo similar a la prostitución en estos pueblos. Pero recibir un regalo como agradecimiento a un favor, por muy erótico que este sea, no es igual a fijar un precio por un servicio. En el primer caso asumimos que la persona ha actuado de forma voluntaria y sin coacción, porque nos aprecia. Por eso le hacemos un regalo. En el segundo nos importa un pimiento si es amiga nuestra, lo que buscamos es un producto o un servicio.
La prostitución evita violaciones.
La violación es un acto criminal y como tal debe ser perseguido. Si alguien siente deseos de violar debe reprimirlos, como debe reprimir los deseos de robar, matar o estafar.
Proponer la creación de un cuerpo de mujeres destinadas a “calmar” los supuestos irrefrenables impulsos violadores de ciertos varones, es equivalente a pedir la institucionalización de un grupo de “panolis” dedicados a dejarse timar para calmar las ansias de los estafadores. O, mejor todavía, convencer a ciertos ciudadanos para que se dejen disparar por asesinos para evitar crímenes en las calles.
Los varones de nuestra especie nos regimos por valores, no por instintos innatos. Aunque existiera un instinto violador –que no existe- deberíamos hacer lo posible por no seguirlo. La violación ha sido, por desgracia, demasiado comprendida y justificada. Pero un violador tiene menos excusa que un asesino. Porque no existe la violación en defensa propia. Simplemente no debe hacerlo y punto.
¿Qué hacen las personas poco agraciadas o los discapacitados?
Las personas poco agraciadas o con problemas para relacionarse con los demás pueden adquirir habilidades acudiendo a talleres y seminarios. En casos extremos tienen toda la gama de profesionales psi (psicólogos, psiquiatras, psicoterapeutas etc.), que recurran a ellos y no a prostitutas.
Aquí pueden también colaborar las mujeres no siguiendo el comportamiento aprendido a la hora de ligar. Teniendo una mayor iniciativa pueden ayudar a estas personas y salir ganando, detrás de un tímido o de un feo puede haber una gran persona.
Muchos discapacitados tienen pareja y no siempre con discapacitados. Que les pregunten a estas personas como lo han conseguido.
En última instancia deben saber que no existe el derecho a tener relaciones sexuales. Existe el derecho a la no injerencia de los poderes públicos cuando estas son libres y consensuadas. Pero nadie tiene derecho a usar el cuerpo de una persona para su propio placer. Lo siento mucho pero deben aguantarse.
¿Qué hacen los transexuales?
Las transexuales viven una marginación injusta que debe terminar. Pero la solución a este terrible problema social no puede ser ofrecerles el ejercicio de la prostitución. Los grupos que defienden sus derechos, los sindicatos y la inspección de trabajo deben presionar a empresarios y comerciantes para que admitan en sus plantillas a personas con independencia de si el sexo cromosómico corresponde o no con su apariencia física.
Es necesario presionar a las autoridades para que legislen teniendo en cuenta sus derechos y empezar una labor de formación encaminada a darles la posibilidad de salir de su actual marginación.
Los hombres tienen un impulso sexual incontrolable. Por eso debe haber prostitutas.
Esto es mentira y además es ofensivo. Los varones podemos y debemos controlar nuestros impulsos tal como hacen las mujeres. Otra cosa es constatar la diferencia en la demanda de ese mismo control en función del sexo. A los varones no se nos castiga por manifestar el deseo. Todo lo contrario, se nos incentiva a demostrar disposición erótica en todo momento. Por otro lado las mujeres tienen restringida tanto la demostración como la realización de sus deseos. Y esta restricción pivota sobre la figura de a prostituta.
La prostitución permite sobreexcitar a los varones sin que eso se manifieste en un mayor deseo en las mujeres. Porque estos, en lugar de convencer o seducir, pueden desahogarse en los prostíbulos.
Los hombres buscan la promiscuidad porque tiene millones de espermatozoides y pueden fecundar muchas mujeres. Las mujeres prefieren la monogamia porque tienen un número comparativamente más bajos de óvulos. . La naturaleza de ambos es diferente.
Falso. Un macho, sea de la especie que sea, busca dejar el máximo de descendencia. Pero el máximo de descendencia viable. Dicho en otras palabras: El máximo de descendencia capaz de dejar descendencia. Y las hembras buscan lo mismo.
Cada especie llega a un “pacto” que favorece a ambos sexos. Porque ambos sexos son socios en la empresa de la reproducción.
Los datos indican que nuestros ancestros adoptaron como estrategia reproductiva la monogamia a largo plazo. A las hembras les convenía porque conseguían ayuda a la hora de criar a los hijos y a los machos porque podían así asegurar más descendencia que con la poliginia o la poliandria.
Pero la monogamia humana es, como todas las existentes en la Naturaleza, imperfecta. Ambos miembros de la pareja practicaban la infidelidad. Los machos para tener más descendencia y las hembras para conseguir machos mejor dotados genéticamente.
En la actualidad hay una cierta disonancia entre el comportamiento femenino y el masculino. Pero se debe a la desigual educación fruto de un sistema patriarcal herido pero aún vivito y coleando. Esta diferencia es cultural y fruto, básicamente, de la obsesión varonil por asegurar el acceso exclusivo al máximo de mujeres posible, con el objetivo de asegurar la paternidad de su descendencia.
Estoy en contra del estigma: La división entre putas y puras debe terminar.
Una consecuencia de la obsesión masculina por el acceso exclusivo a las hembras es precisamente la prostitución. Para evitar la seducción de hembras de otros machos o la intromisión en los matrimonios de varones solteros, se hicieron dos cosas:
1. Restringir la natural tendencia femenina al adulterio mediante castigos y educación represiva.
2. Crear un cuerpo de mujeres públicas dedicadas a saciar el hambre de los varones solteros y los casados insatisfechos.
Para que la mayoría de mujeres quisieran pertenecer a un varón y no dedicarse a la “vida alegre” se las marginó. En algunas sociedades la sacralizaron convirtiéndolas en sacerdotisas y en otras – la inmensa mayoría- Las estigmatizaron.
El estigma que recae sobre las prostitutas pero también sobre las mujeres de sexualidad independiente debe cesar. Es una estrategia del patriarcado cuyo objetivo es mantener la actual división entre mujeres puras y mujeres putas.
No tiene sentido en pleno siglo XXI y además impide una comunicación creativa y saludable entre personas de sexos diferentes. Es un artefacto que los hombres, pero también las mujeres, deberían ayudar a erradicar.
La prostituta no hace nada inmoral, es quien paga el que lo hace.
Cobrar por un servicio sexual no es una inmoralidad. La inmoralidad, a mi entender, es utilizar la coacción – y la económica es también un tipo de coacción – para conseguir intercambios eróticos.
En la prostitución, como en cualquier transacción comercial, hay una asimetría de poder. El cliente ejerce su poder monetario obligando a la prostituta a ceder su cuerpo. Uno no va a una casa de citas como va a un masajista. No se pone en manos de la meretriz, no va a aprender o a curarse, va a usar el cuerpo de la chica para satisfacer su ansia de poder.
La ideología neoliberal imperante nos hace ver que cualquier intercambio económico es decente “per se”.
Pero deben existir límites al comercio. Uno de ellos debería ser el uso del cuerpo de las personas. Si un restaurante, por diferenciarse de la competencia, decidiera alquilar chicos fornidos para hacer de mesas y de sillas se armaría un escándalo de grandes proporciones. Como la prostitución es tradicional en nuestra cultura – y también como la ejercen mayoritariamente mujeres – la vemos como lo más natural del mundo.
Ser abolicionista no es ser prohibicinista.
El abolicionismo tiene por objetivo la extinción de esta práctica. La estrategia para lograr este objetivo es otro cantar. Prohibir el ejercicio de la prostitución sólo agrava el problema de las prostitutas.
En mi modesta opinión debemos presionar sobre el cliente con la multa y la educación. Pero haciendo un gran esfuerzo para convencerlos de no seguir con esta práctica.
Paralelamente debe avanzarse en el Estado de Bienestar para conseguir que cada vez menos personas se vean abocadas a ofrecer servicios sexuales para sobrevivir o dar una vida digna a su familia. Este punto es muy importante porque no servirá de nada si no tienen una alternativa digna su estilo actual de vida.
Ser abolicionista no implica ser puritano.
Todo lo contrario, la prostitución es una pieza clave para mantener un sistema donde la sexualidad es vista como algo sucio y pecaminoso. Los puritanos han condenado siempre a las prostitutas con una mano mientras aseguraban su existencia con la otra.
Si abogamos, como yo abogo, por una sexualidad libre debemos luchar por la desaparición de este fenómeno, que es pieza clave en la restricción del comportamiento femenino.
Además una sexualidad libre e igualitaria implica tanto a varones como a mujeres. Estas últimas deben revisar su comportamiento basado en la renuncia y la resistencia pasiva. Pero los varones también necesitan hacer un esfuerzo para apartarse de un modelo de masculinidad que les obliga a estar todo el día en “presenten armas” y a demostrar sus altas dosis de testosterona en el hogar, el trabajo y el burdel.